20090817

Corriente abajo


He flotado en un río, corriente abajo. Caí al agua y ella me llevó. Ví estrellas, árboles, nubes. Flotando río abajo.
Hermanos, he muerto. La corriente me cantó un salmo pero nadie me sepultó. Alejado de mi sitio fui arrancado, fui mutilado. Y nadie lloró por mí. Sólo el río. Sólo el río me cantaba y arrullaba. Pero no fue eterno: ha cesado. Hace tiempo ya.
Del río fui elevado. Y jamás volví, es cierto. Porque muerto estoy y ya no es mi lugar.
Sin embargo, recuerdo al río y su canto... aún los recuerdo también, hermanos. Ojalá ustedes mueran junto al río, pues su voz... su voz es purificante y no se olvida jamás.
|030206|23:05|

20090803

Sin sol




Alguien se ha llevado el sol. No brilla ya sobre los campos de trigo, ni juguetea en los arroyuelos. Está ausente del firmamento y todo es sombras.
Corro por el bosque. Grito por el sol. ¡Que sea devuelto! La brisa se ha levantado a buscarlo y ambas corremos hacia el horizonte.
Entonces recuerdo.
Mis pies se detienen.
Recuerdo tu nombre y sé que te has ido, te apagaste de mi vista. Te alejaste esta mañana y te llevaste el sol de mi vida.
|010609|18:47|

20090617

Almas gemelas, no por idénticas, sino por lo unidas


Se me apareció un campo de burbujas.
Dentro de cada una, una figura humana representaba el alma de un cuerpo lejano. Había miles y miles.
Algunas se acurrucaban en su soledad. Otras extendían los brazos con desesperación, a nadie en particular, pero sin exceder el límite de su burbuja.
Otras, en cambio, iban de a pares, rozándose o pegadas como siamesas, sin llegar a unirse.
Hubo una burbuja que me atrajo la mirada. Era doble. En ella, dos almas se abrazaban. Eran dos, pero habían unido sus burbujas para lograr encontrarse, para compartir su espacio.
En todo lo que alcanzaban a ver mis ojos, no encontré otras almas que hubieran podido, como éstas, fundir su débil coraza en un único corazón.
|201106|

20081101

Base Dante

Me acercaba al tercio de mi vida, cuando caminado por la red me perdí. En un tenebroso sitio me hallé y, al no saber regresar, decidí adentrarme más y más para ver hacia dónde podría conducirme.

De vínculo en vínculo, llegué a un espacio nuevo para mis ojos en el que un hombre me invitaba a seguirlo. Dijo llamarse Virgilio y tener una misión. Pregunté asombrada de qué se trataba y él respondió que debía llevarme ante la presencia del ser que más amo, pero atravesando valles oscuros, para así ver el horror al que el alma humana está condenada.

Tomé mi canastita, mi caperuza y lo seguí.

20080125

Pensamientos en el bosque



Cuentan algunos que hay una sombra que vaga en el bosque. Una sombra de pensamientos y susurros, que ensombrece aún más esos árboles oscuros.
Hay gente que dice que lo que recorre esos caminos es un alma en pena, que encuentra reposo bajo esas hojas de verdes opacos y que es indiferente a los caminantes que allí desembocan, perdidos en esos senderos.
Sin embargo, otras voces afirman que esa presencia no es pasiva, es un espíritu desesperado que perturba todo el ambiente que lo rodea y que, si alguien se interna en sus esquemas, huye espantado por la furia y el rechazo intangible, perceptible por la hostilidad del aire.
También escuché, una vez, que alguien decía que eso de lo que siempre se hablaba, no era más que la presencia viva del bosque. Es su naturaleza más profunda. El bosque tiene tal intensidad de sentimientos, que éstos afloran de manera que podemos palparlos, verlos y oírlos con nuestros sentidos, pero sobre todo con nuestro espíritu.
Yo me interné en esa espesura. Observé las sombras, oí los susurros, percibí los pensamientos y sentí esos pasos. A pesar de todo, no puedo describir con palabras lo que allí existe.
Podría decir que todo lo que se cuenta es cierto, o completamente falso, ya que ese habitante del bosque no es uno, sino dos.

|231003|